Yo no se tú, pero si eres como yo he sido la mayor parte de mi vida y como muchas de las mujeres a las que acompaño, probablemente no solo seas perfeccionista sino que además te sientas un tanto orgullosa de ello.
Lo utilizamos mucho como justificación en situaciones en las que somos rígidas y exigentes diciendo con una media sonrisa “¡Es que soy perfeccionista!” y nuestro entorno asiente satisfecho porque al fin y al cabo es algo bueno, ¿no?
Pues no, no es nada bueno, todo lo contrario, es muy, muy dañino.
Fíjate en la definición del diccionario de perfeccionismo: “Tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado. / Creencia de que se puede y se debe alcanzar la perfección”.
No nos engañemos más, ser perfeccionista es una carga, algo que nos envenena la vida, nos hace sentir incompletas, que siempre falta algo, nos bloquea muchas veces por no atrevernos a hacer cosas que no son perfectas y nos lleva también al desprecio hacia otras personas y hacia nosotras mismas: ¿Cómo puedo ser incapaz de hacer esto?
El ser perfeccionista se paga con muchas horas de vida y una sensación de ansiedad y de disguste profunda dentro de nosotras.
Por suerte, cada vez más mujeres se dan cuenta de ello. Muchas vienen a mí buscando ayuda porque quieren dejar de ser tan perfeccionistas. Y cuando empiezo a trabajar con ellas les hago esta pregunta que te hago a ti ahora:
¿Qué es para ti lo contrario del perfeccionismo?
Y aquí aparecen puras barbaridades tipo: ser vaga, ser descuidada, ser un desastre, el fracaso, la dejadez…
Así que quiero compartir contigo un concepto que he ido elaborando a través de mucho trabajo interior y que a mí personalmente -y a muchas de mis clientas-, me ayuda mucho a vivir una vida más plena, relajada y gozosa.
Es el concepto de la SUFICIENCIA. Mira lo que dice el diccionario sobre esta palabra mágica:
Suficiente: Bastante para lo que se necesita.
Lo suficiente no es ni poco ni mucho, ni chico ni grande, ni menos ni más, ni aquí ni allí, ni falta ni sobra, ni alto ni bajo, lo suficiente es simplemente eso, es lo que la palabra indica: lo suficiente.
Lo suficiente es suficiente. Lo suficiente es elástico y se adapta a cada situación de la vida, de las ideas, de los pensamientos, de los sentimientos, de los deseos, de las emociones, de los proyectos y a cada tamaño de las cosas físicas, en el preciso instante en que se lo requiera.
Lo suficiente en definitiva es el comodín de la vida.
Donde apliques el concepto de la suficiencia como marco general de vida y la medida de lo suficiente para cada situación de tu vida, siempre ganarás.
La suficiencia es lo que te permite darlo todo, y aunque no llegues a la perfección, sentir que está bien así y poder estar en paz con ello sabiendo que lo has hecho lo mejor que has podido.
Créeme, querida, la suficiencia te puede cambiar la vida, y la cambia de verdad. La salva, más bien. Si quieres estar en paz, vivir con calma, estabilidad mental y sentirte completa y abundante la suficiencia es la clave.
Si quieres indagar en este concepto, te acompaño a través de mis cursos o mis sesiones individuales de coaching. ¿Hablamos?